sábado, 3 de marzo de 2018

III Domingo de Cuaresma: Unos mandatos que alegran el corazón.

    Celebramos el III Domingo de Cuaresma. Es muy común que consideremos las normas como imposiciones que nos limitan o nos coartan. Pero la visión que nos da el salmo responsorial acerca de los mandado de Dios es diametralmente opuesta: son rectos y alegran el corazón, su Ley hace descansar a nuestra alma. Así nosotros podemos comprender que el Decálogo que escuchamos hoy en la primera lectura no sea un conjunto de prohibiciones, sino más bien la posibilidad de que el hombre viva en armonía con Dios y con sus semejantes. El espíritu de esta Ley es favorecer el encuentro del ser humano con su Padre (los 3 primeros) y con sus hermanos (los restantes). De esta manera podemos entender en algo la actitud de Jesús en el Evangelio: el templo es lugar para el verdadero encuentro con Dios, no para profanarlo con intereses económicos. El signo de hoy es muy elocuente: si antes el templo de piedra era el lugar para dar culto a Dios, ahora es el templo de carne, Cristo mismo, el lugar para que nosotros nos unamos a Dios. He aquí el secreto que muchos no entienden: en Cristo hemos encontrado al Padre.

    Les dejamos el enlace con las lecturas y un video del Evangelio.


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