En esta Jornada somos invitados a fortalecer nuestra conciencia de pertenencia a nuestra Iglesia particular. Gracias a ella podemos vivir nuestra vida cristiana alentados, acompañados y arropados por una auténtica comunidad de hermanos. Pero hemos de vivir también nuestra pertenencia a la Iglesia con responsabilidad. Somos la familia de los hijos de Dios y como familia todos somos corresponsables de su labor y de su sostenimiento: a través del anuncio ilusionado y entusiasta de Jesucristo a nuestros hermanos con obras y palabras y aportando lo que tenemos: cualidades, tiempo o dinero. Demos gracias a Dios, que nos ha introducido en la familia eclesial, por sus obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y fieles.
Las lecturas de hoy nos van orientando hacia el final de la historia del mundo y la vuelta gloriosa del Resucitado. El libro de la Sabiduría nos invita a buscar, encontrar y a poseer la auténtica sabiduría. Hoy, con la parábola de las doncellas, se nos invita a prepararnos para entrar en el banquete eterno. Jesús nos dice: «velad, porque no sabéis el día ni la hora». Pablo presenta una catequesis sobre la suerte de los difuntos y los acontecimientos del fin del mundo.
Les dejamos el enlace con las lecturas y un video del Evangelio.
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