domingo, 26 de febrero de 2017

Evita, Pinito y Lalita, en el recuerdo de esta generación.

       Nos reunimos cada domingo con la expectativa de celebrar nuestra fe, poniendo en manos de Dios nuestras vidas. Él que todo lo puede, sabe como ayudarnos en nuestras limitaciones y preocupaciones.
       Por eso la Cuaresma es un tiempo de gracia. En él viviremos con intensidad la presencia de Dios para superar las dificultades del cada día, desde la oración, el ayuno y la penitencia nos marcamos en la frente con el signo de la Ceniza este querer andar juntos como Comunidad eclesial.
       Muchas ocasiones tendremos para vivir nuestra esperanza en Cristo, pero en nuestra parroquia lo haremos de forma singular en este mes pidiendo y agradeciendo por las muchas mujeres que en la historia han sido y siguen siendo fieles y han practicado esa fidelidad con una vida testimonial en Cristo. Ellas están en el recuerdo de esta generación, sus hijos y nietos viven y por eso a ellas dedicamos una de las puertas, las más sencilla del Templo, con el nombre de María, después la discípula amada Magdalena y finalmente Evita, Pinito y Lalita. Sintámonos servidos por ellas que con su hacer entraron por la puerta estrecha del Evangelio, sin protagonismo ni apariencias, ellas son nuestro ejemplo, y por eso damos gracias a Dios.

Elías F. Zaít León, párroco.
Presentación marzo 2017.

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